Educación ambiental
La educación en materia ambiental supone la formación en sentido
integral de la persona, en especial en lo que se refiere a fomentar actitudes y
comportamientos orientados a la convivencia. El ambiente es más que un entorno
donde desarrollar las actividades “humanas”, de hecho, el ser humano y sus
múltiples manifestaciones son parte de él. “El ambiente no es un lugar ajeno a
las condiciones sociales de vida del individuo, sino por el contrario es
dependiente de las relaciones sociales que las personas establecen consigo
mismo”
Formar a la persona, fomentando actitudes y comportamientos que la
promuevan como sujeto de interacción en la sociedad y en el medio ambiente, es el
objetivo de educar en valores. Entendiendo la educación como “algo omnipresente
en la existencia cotidiana de los seres humanos”, considerando que “la
presencia de algún modo de educación es constante en la vida de los individuos”
(Barra Ruatta,
2002). Es decir, la educación es entendida en su
sentido más pleno, y no solo como transmisora de información o conceptos.
Seguidamente al análisis de estas cuestiones es que abordamos la
educación ambiental como educación en valores, pues en entre ambas se descubre
que los valores superan al mero concepto, afectando al ser humano, en un
proceso permanente de formación y participación.
Educación y medio ambiente:
Las distintas problemáticas humanas y su
relación con el mundo natural ocurren constantemente, con características que
le son propias y generadoras de situaciones que se denominan “ambientales”.
Entendiéndose por ambiente, desde una
postura sistémica, al sistema surgido de la interacción
de los subsistemas sociales, económicos y ecológicos susceptibles de
provocar efectos sobre los seres vivos y las sociedades humanas (Foguelman-
Brailovsky).
Esta acepción incluye al hombre dentro del sistema natural, lo que lo
compromete aún más con su entorno biótico y abiótico.
Retomando la idea de que el hombre es
parte del sistema natural, podemos decir que es algo más que una realidad
biológica, puesto que está inmerso en una realidad cultural que le permite
evaluar y ponderar su rol en la naturaleza.
A lo largo de la historia,
“este eslabón” ha quebrantado la ley del equilibrio natural: así el
hombre hace impotable el agua, irrespirable el aire, contamina el suelo hasta
su infertilidad, e implementa planes de
manejo y distribución de recursos socio-económicos con desigualdad e inequidad.
Este panorama suele ser denominado como “crisis ambiental”.
Desde que el hombre adquiere conciencia de su intervención en el
mundo, surgen los planteos éticos. El ejercicio racional de la moral, convierte
al hombre en juez y parte de sus propias obras.
Específicamente al constatar los efectos de sus comportamientos
agresivos hacia la natura, evidencia
la necesidad de tomar medidas paliativas, encaminadas a subsanar el deterioro
en su relación con el medio.
Resulta entonces imperioso e indispensable preguntarnos a que se
refiere cuando se plantea: “educar” en materia ambiental. Para responder a esto
es necesario examinar, aunque someramente, el concepto de educación, pues “ambiental” únicamente califica la temática de la
que hablaremos.
La educación excede
ampliamente la simple acepción que lo vincula a la institución escolar, e involucra
otros sentidos desde la dimensión antropológica. Puede señalarse que desde la
cotidianeidad, el hombre vive procesos educativos. Estos, abarcan diferentes
aspectos de la vida humana, planteando objetivos específicos, requiriendo
metodologías y acciones orientadas a problemáticas diversas, en procura de
brindar en su conjunto, una formación integral e integradora del ser humano.
La educación tiene una responsabilidad ilimitada, que se extiende
más allá de la escuela y del medio social, y afecta a la propia vida y ser del
propio Estado. El futuro del Estado y, empero, su supervivencia, depende de la
calidad de su educación y este es un asunto de valores espirituales (Lawrence,
E. 1972).
Y es que la educación, en tanto que practica social, es el medio que
traduce los ideales de la sociedad en cuestión.
“La educación ambiental como
un proceso permanente, en el que los individuos se conciencian de su medio
ambiente y adquieran los conocimientos, valores destrezas, experiencia y
también la determinación que les permitirá actuar – individual y colectivamente
– para resolver los problemas ambientales presentes y futuros” (de la
estrategia de la educación ambiental ISEE 1987 punto 11).
Los objetivos de la educación ambiental, en
referencia a la doble condición humana, personal o individual, social o
colectiva son:
·Objetivos de conocimiento: Adquisición de conocimiento comprensivo
acerca del medio ambiente, de la problemática ocasionada por la irracionalidad
humana, y de la necesidad de proteger el medio ambiente del que forma parte el
hombre. Objetivos que debe considerarse en las dimensiones individuales y
sociales.
·Objetivos actitudinales: Concienciación sobre la necesidad de
proteger el medio ambiente conforme a los valores ecológicos desarrollando una
ética de la responsabilidad individual y
colectiva, para el desarrollo del medio ambiente (incluido el medio
social).
·Objetivos comportamentales:
Adquisición de destrezas y determinación para actuar – individual y colectivamente – de manera que haciendo uso racional,
de los recursos, se resuelvan o frenen los problemas presentes y se prevengan
los futuros.
RECOMENDACIONES PARA UN AMBIENTE COMPLETO
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